Jueves, 04 de Junio del 2020

Desafíos de la evaluación a distancia

Para las evaluaciones, los profesores requieren adaptaciones inmediatas y enfoques más flexibles.

Si bien la educación superior venía haciendo uso de las nuevas tecnologías para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje, la emergencia provocada por la pandemia ha originado una serie de retos para los docentes, quienes se han visto en la necesidad de repensar cada uno de los pasos de dicho proceso especialmente en lo que respecta a las evaluaciones, que ha requerido adaptaciones inmediatas y enfoques más flexibles.

Ante esos desafíos, el Dr. Javier Pazos Hayashida, director del Instituto de Docencia Universitaria (IDU) de la PUCP, señala que, “detrás de todo, está la consideración sobre la factibilidad de desarrollar procesos evaluativos pertinentes y adecuados al particular contexto en el que nos encontramos”.

Asimismo, agrega que, conscientes del importante papel que tiene toda evaluación, la reflexión sobre el tema “abarca cuestiones como la idoneidad del recurso en atención a ciertos objetivos pedagógicos, la posibilidad del uso adecuado de determinadas herramientas que las tecnologías de la información y comunicación nos ofrecen, además de la preocupación por la transparencia del proceso y los riesgos asociados al entorno”.

Detrás de todo, está la consideración sobre la factibilidad de desarrollar procesos evaluativos pertinentes y adecuados al particular contexto en el que nos encontramos»

Dr. Javier Pazos

Director del Instituto de Docencia Universitaria (IDU) de la PUCP

Ante la consulta sobre cuáles deberían ser los lineamientos generales en un proceso de evaluación virtual, Pazos dice que, en cualquier modalidad, “lo primero que debe orientar el diseño de la evaluación es el resultado de aprendizaje u objetivo del curso que se desea evaluar”.

Además, agrega que “es importante tener presente que la evaluación funge de vehículo de información para el docente y para los estudiantes sobre el proceso de aprendizaje”. Por ello, es “necesario tener claridad sobre los criterios de calificación y el medio que se empleará para una oportuna retroalimentación”.

Pazos explica que los docentes debemos asegurarnos de que los recursos virtuales no se conviertan en una dificultad adicional, sobre todo durante la evaluación. Por eso, sugiere “familiarizar al grupo con el uso de la herramienta, además de ofrecer las indicaciones y toda información relevante de forma precisa y ordenada”.

Ante las dificultades técnicas que pudieran tener los estudiantes durante las evaluaciones virtuales, el director del IDU dice que lo importante es proyectar planes de contingencia.

Como alternativas y según las circunstancias, comenta que se puede proponer el envío de la evaluación por correo, otorgar tiempo adicional para que los estudiantes guarden las respuestas antes del cierre del examen o establecer un tiempo prudente para aceptar entregas de tareas fuera de fecha.
Agrega que también podría ser oportuno brindar la posibilidad de que el alumno avise al docente si hubo un problema de conexión de Internet o un corte de energía eléctrica en medio de la resolución del examen.“Por supuesto, son propuestas que, al final, buscan subrayar la flexibilidad en atención al contexto, pero considerando siempre la razonabilidad de la medida”, enfatiza.

 

En concreto, para la evaluación, señala que “es necesario que el alumno considere tanto el aspecto académico como el referido a la gestión de sus herramientas virtuales y su propio entorno”. Por tal motivo, indica que es necesario que el estudiante organice su tiempo y anticipe lo que necesita para enfrentar un examen. Además, agrega que es importante que “comprenda lo que se espera de él, que sea consciente de su potencial y de sus posibilidades de mejora”.

Ante ello, Pazos indica que el docente no debe ser ajeno a esas demandas. “Estamos para orientar este proceso de aprender a aprender”, finaliza.

Empatía y compromiso

Sin duda, los docentes van encontrando sus propias fórmulas para resolver sus objetivos en la distancia. Y uno de los puntos que necesita más respuestas es la misma comunicación entre ellos. Sobre ese tema, la Dra. Layla Hirsh Martínez, coordinadora de la especialidad de Ingeniería Informática, reconoce que parten con una ventaja desde su especialidad. “Al ser informáticos, estamos acostumbrados a la tecnología”, cuenta.

Explica que esto se manifiesta en un hecho tan simple como tener un modo de trabajo entre los profesores donde la virtualidad funciona, utilizando medios sincrónicos de comunicación para coordinar, comenta.

Debemos ser empáticos con los estudiantes, más ahora en tiempos de crisis»

Dra. Layla Hirsh

Coordinadora de la Especialidad de Ingeniería Informática

Sobre los desafíos, reconoce que la imposibilidad del dictado convencional de clases limita ciertas capacidades de respuesta hacia los alumnos. “En clases presenciales, vemos cómo reacciona el alumno. Tanto sus expresiones corporales como visuales nos ayudan a saber si entendió lo que se le estaba explicando”, cuenta.

Por ello, señala que, como docentes, “debemos ser empáticos con los estudiantes, más ahora en tiempos de crisis”. Hirsh explica que en muchos casos estos no tienen un espacio adecuado para estudiar y que, además, han tenido problemas personales muy fuertes. “Es importante en esta coyuntura el tema no técnico”, dice. En ese sentido, agrega que le parece importante brindarles tranquilidad.

Sobre las evaluaciones virtuales, si bien explica que hay una serie de normativas que se deben cumplir, considera que es importante separar a los estudiantes por grupos. Además, agrega que “un punto importante es la confianza hacia el alumno y recordar que no lo podemos controlar todo”.

 

Más información

Conozca aquí las sugerencias generales de la Dirección de Asuntos Académicos (DAA) para comunicar a los estudiantes sobre la Evaluación de aprendizajes en la modalidad no presencial.