“Debemos reforzar el apoyo que requieren los profesores para que sus cursos conserven la calidad acostumbrada”
En el marco de los desafíos que plantea la emergencia nacional en el desarrollo de la educación superior, desde el Rectorado se han impulsado reuniones con el personal docente de la Universidad. Conversamos con el rector, el Dr. Carlos Garatea Grau, para que nos cuente sobre las preocupaciones que los profesores tienen en este contexto y, a su vez, nos indique cuáles son las respuestas que se requieren desde la Universidad.
Durante estas dos últimas semanas ha sostenido reuniones con docentes de los diferentes departamentos académicos. ¿Cómo encuentra hoy a nuestros docentes en esta coyuntura?
En efecto, como rectorado, nos planteamos reunirnos a conversar con todos los departamentos académicos de la universidad. Ya nos hemos reunido con los profesores de Humanidades, Ciencias e Ingeniería, Educación, Psicología, Comunicaciones,Teología, Arte y Diseño, Artes Escénicas y Arquitectura. Todavía nos faltan algunos, pero antes del miércoles 10 de junio debemos haber visitado a todos. La iniciativa responde a nuestro interés por dialogar siempre con los profesores. Nos parece indispensable que ellos puedan encontrarse con sus autoridades, escucharlas, plantearles sus dudas, sus preocupaciones y necesidades, con sinceridad, respeto y libertad. El diálogo debe ser una constante en nuestra vida institucional. Las reuniones que hemos tenido hasta hoy dejan un balance positivo: los profesores están comprometidos con su universidad; están poniendo sus mejores esfuerzos en sacarla adelante en este difícil momento y manifiestan su voluntad y su compromiso de dar lo mejor de sí en sus responsabilidades docentes.
¿Qué mensaje le hicieron llegar?
Pienso que lo que toca ahora es: realismo y esperanza. Ese ha sido el mensaje con el que encaminamos las reuniones. No son términos banales, por cierto. Desde el 15 de marzo nuestra universidad vive un momento que plantea nuevos desafíos y retos. Debemos tenerlo presente. El momento es excepcional y transitorio. Las dudas y las preocupaciones que expusieron los colegas giraron en torno al efecto de la cuarentena en el desarrollo de la universidad tanto en el ámbito académico como en el económico. Seamos conscientes: esta mudanza temporal al espacio digital implica un cambio y a la vez un reto, pero ello, por cierto, no significa que olvidemos la formación presencial, cuya importancia está fuera de duda. La mudanza nos situó en otro escenario y ello, obviamente, implica nuevas preguntas y nuevas respuestas. Sucede algo parecido con el efecto económico de la emergencia sanitaria en la PUCP. Pero en cualquier caso y no obstante el contexto en el que ahora nos encontramos, debemos estar seguros de que saldremos adelante.
¿Qué decisiones pueden tomar sobre la base de las reuniones con los docentes?
La primera decisión es que debemos seguir trabajando para que la comunicación tenga el ritmo y la fluidez que necesitamos. La tarea está planteada y la asumiremos de inmediato. En ese empeño deben participar también decanos y jefes de departamento; no solo con los profesores sino también con los estudiantes y los centros federados. La segunda decisión es que debemos reforzar el apoyo que requieren los profesores para que sus cursos conserven la calidad acostumbrada. La tercera es que tenemos que identificar los errores para corregirlos.
¿Cuáles son los desafíos de la PUCP a futuro luego de esta pandemia?
En los próximos días vamos a proponer al Consejo Universitario una comisión de «reforma institucional». Aunque el nombre parezca una exageración, como Rectorado, nos hemos planteado trabajar intensamente en definir las reformas que debemos realizar en la universidad a la brevedad. A fines del año pasado contábamos con una serie de proyectos que queríamos implementar durante el primer semestre del 2020. El confinamiento ha puesto sobre la mesa una serie de cambios que debemos realizar pronto. Son cambios que involucran a la administración de la universidad, a las prioridades institucionales, al reclutamiento de estudiantes y profesores y al uso de los recursos institucionales. Sin embargo, no podemos perder de vista que tenemos a la vuelta de la esquina un nuevo semestre. Ese también es un desafío: ofrecer mejores y más cursos a distancia, continuar con el apoyo en el bienestar de nuestros estudiantes, persistir en el servicio al país y velar por la sostenibilidad económica de nuestra querida universidad.